Comer sano en Santander: una guía para disfrutar de nuestra gastronomía sin remordimientos
Santander es una ciudad para comérsela. Desde unas rabas a la orilla del mar en El Sardinero hasta un cocido montañés en una casona de la periferia, nuestra gastronomía es un pilar de nuestra cultura y vida social. Sin embargo, para muchos santanderinos, esta riqueza culinaria viene acompañada de una pregunta recurrente: ¿es posible disfrutar de los restaurantes de la ciudad y, al mismo tiempo, cuidar de nuestra salud y bienestar?
La respuesta es un rotundo sí. Comer fuera de casa no tiene por qué ser sinónimo de saltarse tus objetivos de salud. No se trata de renunciar al placer de una buena comida, sino de aprender a tomar decisiones conscientes e informadas. En Nutrición Marabini, creemos firmemente que la clave no está en la prohibición, sino en la educación y el equilibrio.
Esta no es una simple lista de restaurantes. Es una guía completa, pensada para ti, que vives, trabajas o disfrutas de Santander. Te enseñaremos los principios para elegir bien en cualquier carta, a descifrar los menús del día y a aplicar estrategias prácticas en situaciones cotidianas. El objetivo es que sepas dónde comer sano en Santander no porque te demos una lista cerrada, sino porque tendrás las herramientas para identificar las mejores opciones en cualquier lugar.
Los pilares para comer bien fuera de casa: principios universales
Antes de sumergirnos en las calles de Santander, es fundamental entender algunos conceptos básicos que funcionan en cualquier restaurante del mundo. Estas son las reglas de oro que te servirán de brújula a la hora de mirar una carta.
1. El Método del Plato Saludable: tu mapa en el menú
Olvídate de contar calorías de forma obsesiva. La forma más visual y sencilla de construir una comida equilibrada es el «Método del Plato». Imagina un plato dividido en tres partes:
- La mitad del plato (50%): Verduras y hortalizas. Busca ensaladas, verduras a la plancha, pimientos asados, menestras, parrilladas de verduras o cremas como primer plato. Son la base de una alimentación saludable por su aporte de fibra, vitaminas y minerales.
- Un cuarto del plato (25%): Proteínas de calidad. Aquí entran los pescados (una joya en nuestra región), las carnes magras (pollo, pavo, conejo, partes magras del cerdo o ternera), los huevos, las legumbres o el tofu. La proteína es esencial para la saciedad y el mantenimiento de la masa muscular.
- Un cuarto del plato (25%): Hidratos de carbono complejos. Elige patata asada o cocida, arroz integral, quinoa o una porción moderada de pan integral. Estos alimentos te proporcionan la energía necesaria de forma sostenida.
Cuando mires un menú del día en el centro de Santander, intenta construir mentalmente este plato. Si pides una crema de calabacín de primero y un bonito a la plancha con patata cocida de segundo, ¡ya lo tienes!
2. La técnica de cocción lo cambia todo
Un mismo alimento puede ser una opción fantástica o una bomba calórica dependiendo de cómo se cocine. Prioriza siempre las elaboraciones más sencillas y que respetan más el producto:
- Tus mejores aliados: Plancha, horno, vapor, cocido, parrilla, papillote o salteado con poco aceite.
- Para consumir con moderación: Fritos, rebozados, empanados, guisos con mucha grasa y salsas a base de nata, quesos grasos o bechamel.
Por ejemplo, unos calamares a la plancha son una excelente fuente de proteína. Las rabas, aunque deliciosas, son un frito de consumo ocasional. No se trata de demonizar, sino de entender la diferencia y elegir según tus objetivos y la frecuencia con la que comes fuera.
3. Cuidado con las calorías líquidas: las bebidas
A menudo nos centramos tanto en la comida que olvidamos lo que bebemos. El agua debe ser siempre tu primera opción. Es la única bebida que hidrata sin añadir calorías.
Los refrescos azucarados, los zumos envasados y el exceso de alcohol suman una cantidad significativa de azúcar y calorías vacías que pueden boicotear tus esfuerzos. Una copa de vino o una caña son perfectamente compatibles con un estilo de vida saludable, pero la clave está en la moderación. Si pides un menú, elige siempre el agua.
4. Las guarniciones: el actor secundario que puede robar el protagonismo
La mayoría de los segundos platos vienen con una guarnición. ¡No la ignores! Es una oportunidad de oro para sumar nutrientes. La opción por defecto suelen ser las patatas fritas. No tengas miedo a pedir un cambio.
Pregunta si pueden sustituirlas por una ensalada, unas verduras a la plancha o una patata asada. La mayoría de los restaurantes en Santander son flexibles y estarán encantados de adaptarse. Este pequeño gesto puede transformar un plato bueno en un plato excelente.
Navegando el menú del día saludable en Santander: una misión posible
El menú del día es una institución para muchos trabajadores del centro de la ciudad o de los polígonos industriales. Es una opción económica y rápida, pero también puede ser una trampa si no elegimos con cabeza. Aquí te damos las claves para encontrar un menú del día saludable en Santander.
Análisis de los primeros platos
El primer plato es tu gran oportunidad para cargar tu comida de vegetales. Busca siempre estas opciones:
- Ensaladas variadas: Son una opción fantástica. Pide siempre el aliño aparte para controlar tú la cantidad de aceite, vinagre y sal. Desconfía de las ensaladas con salsas cremosas (tipo César o rosa), mucho queso graso, pan frito (picatostes) o ingredientes fritos.
- Cremas y purés de verduras: Gazpacho en verano, crema de calabacín o zanahoria en invierno… Son opciones reconfortantes, saciantes y nutritivas. Asegúrate de que no lleven exceso de nata o «tropezones» fritos.
- Legumbres: Un buen plato de lentejas estofadas con verduras o garbanzos viudos es una opción nutricionalmente muy completa. El cocido montañés es parte de nuestra identidad, pero es un plato muy denso. Si lo eliges, puedes pedir que te sirvan menos compango (la carne y embutidos) y más legumbre y berza.
- Verduras cocidas o a la plancha: Menestra, espárragos, alcachofas… Todas son excelentes elecciones.
En tu búsqueda de opciones saludables en restaurantes de Santander, fíjate en aquellos que siempre incluyen una opción «de cuchara» vegetal o una ensalada sencilla en sus primeros.
Selección de los segundos platos: la proteína es clave
Para el segundo plato, céntrate en la fuente de proteína y, de nuevo, en la técnica de cocción.
- Pescados: ¡Vivimos en Cantabria! Aprovecha la increíble calidad de nuestro pescado. Merluza a la plancha, bonito a la parrilla, lubina al horno o sardinas asadas son opciones inmejorables. Es una forma fantástica de incorporar Omega-3 a tu dieta. Consulta nuestra guía de alimentos de temporada en Cantabria para saber qué pescados están en su mejor momento.
- Carnes magras: Pechuga de pollo o pavo a la plancha, lomo de cerdo, solomillo o filete de ternera son buenas fuentes de proteína. Evita las preparaciones en salsa, los fritos como el cachopo o los libritos, y las carnes más grasas como el cordero o el entrecot con mucha grasa visible.
- Huevos: Unos huevos a la plancha o en revuelto con champiñones o gambas son una alternativa excelente.
El postre: el broche final (inteligente)
Aquí es donde muchos menús fallan. La opción por defecto suele ser un postre dulce y procesado. Pero siempre hay alternativas:
- Fruta fresca de temporada: La mejor opción sin lugar a dudas.
- Yogur natural: Otra gran alternativa. Si puedes, pídelo sin azúcar.
- Café o infusión: A veces, el mejor postre es simplemente un buen café para terminar la comida.
No pasa nada por tomar un día la tarta de queso o el arroz con leche, pero si comes de menú a diario, convertir la fruta o el yogur en tu opción habitual marcará una gran diferencia a largo plazo.
Situaciones reales en Santander: consejos para elegir en un restaurante según la ocasión
Comer bien fuera de casa no es solo cuestión de menús del día. Nuestra vida social está llena de situaciones diferentes. Veamos cómo aplicar estos principios en escenarios típicamente santanderinos.
Situación 1: «Estoy de pinchos por Cañadío o el centro»
El «tapeo» o los pinchos son una tradición. Pero entre fritos y pan, es fácil excederse. Aquí van algunos consejos para elegir en un restaurante de pinchos:
- Busca la plancha: Opta por pinchos de champiñones al ajillo, setas, brochetas de pollo o langostinos, o sepia a la plancha.
- Encurtidos y salazones: Las gildas, los boquerones en vinagre o las anchoas (con moderación por la sal) son opciones ligeras y sabrosas.
- Modera el pan y los fritos: No bases toda tu cena en pinchos de tortilla, croquetas o rabas. Elige uno o dos que te apetezcan mucho y compleméntalos con opciones más ligeras.
- Controla la cantidad: Fija un número de pinchos de antemano (por ejemplo, tres) y disfrútalos despacio. Acompaña con agua o una sola bebida alcohólica.
Situación 2: «He salido de entrenar en la playa de El Sardinero y necesito reponer fuerzas»
Un deportista que acaba de correr por la playa o nadar en el Cantábrico tiene unas necesidades específicas. Necesita reponer glucógeno y reparar el músculo con proteína.
- Opción rápida: Un bocadillo es una buena opción, pero elige bien. Pide pan integral si es posible y rellenos de proteína magra como pavo, pollo a la plancha, atún al natural o queso fresco. Añade vegetales como lechuga y tomate.
- Opción de plato: Una ensalada completa con una buena base de hojas verdes, hortalizas, una fuente de proteína (huevo duro, atún, pollo) y un toque de hidratos (maíz, quinoa, un poco de pasta) es ideal.
- Hidratación: ¡Fundamental! Bebe abundante agua.
La alimentación es un pilar fundamental del rendimiento. Si eres deportista, aficionado o profesional, optimizar lo que comes puede marcar una diferencia enorme. Para ello es fundamental contar con un plan de nutrición deportiva adaptado a tus entrenamientos y competiciones.
Situación 3: «Tengo una comida familiar en un restaurante tradicional»
Aquí el componente social es tan importante como la comida. El objetivo no es hacer una dieta estricta, sino disfrutar con equilibrio.
- Comparte los entrantes: Es una forma genial de probar de todo sin excederse en las cantidades. Intenta que en la mesa haya alguna opción más ligera como una ensalada, unas almejas a la marinera o un pulpo a la gallega.
- Plato principal con cabeza: Pescado al horno para compartir, como el besugo o la lubina, es una opción clásica y saludable. Si optas por carne, elige cortes magros y pide la guarnición de verduras.
- Controla las porciones: Sírvanse en tu plato una ración razonable y come despacio, disfrutando de la conversación. No tienes por qué acabar con todo lo que hay en la fuente central.
- Postre compartido: Si os apetece un postre, compartirlo es una estrategia fantástica para quitarse el antojo sin tomar una ración completa.
Aprender a gestionar estos eventos es clave, sobre todo si tu objetivo es la pérdida de peso. Es totalmente posible adelgazar sin renunciar a la vida social, como explicamos en nuestra guía sobre cómo perder peso de forma saludable sin pasar hambre.
Situación 4: «Compro algo rápido para llevar a la oficina cerca del Ayuntamiento»
Si trabajas en el centro, es probable que muchas veces compres comida para llevar. Aquí también puedes elegir bien.
- Busca locales con «salad bars»: Cada vez hay más sitios que te permiten crear tu propia ensalada. Es la mejor opción porque controlas al 100% los ingredientes.
- Menús para llevar: Aplica las mismas reglas del menú del día. Elige cremas de verduras, pescados a la plancha o pollo asado.
- El supermercado es tu aliado: Una opción excelente es pasar por un supermercado como los que hay cerca del Mercado de la Esperanza. Puedes comprar un par de yogures naturales, una pieza de fruta, una bolsa de ensalada preparada y una lata de atún o una tarrina de hummus. Es una comida rápida, barata y muy saludable.
Más allá de la carta: hábitos que marcan la diferencia
A veces, comer bien fuera de casa depende menos de lo que pone en el menú y más de nuestros propios hábitos y mentalidad.
Planifica si es posible
Si sabes dónde vas a comer, echa un vistazo a la carta online. Ir con una idea de lo que vas a pedir te ayuda a no tomar decisiones impulsivas basadas en el hambre del momento.
No llegues con un hambre voraz
Si sabes que vas a tener una comida o cena copiosa, no cometas el error de ayunar durante todo el día. Llegarás al restaurante con tanta hambre que será muy difícil controlar las cantidades y elegir con sensatez. Toma un snack saludable a media mañana o media tarde, como una pieza de fruta, un puñado de frutos secos o un yogur.
Come despacio y escucha a tu cuerpo
La señal de saciedad tarda unos 20 minutos en llegar a nuestro cerebro. Come con calma, mastica bien, suelta los cubiertos entre bocado y bocado y participa en la conversación. Esto no solo mejora la digestión, sino que te permite ser más consciente de cuándo estás realmente lleno.
A veces, molestias como la hinchazón o el malestar no se deben solo a una mala elección, sino a comer demasiado rápido o a una mala combinación de alimentos. Si sufres estos síntomas a menudo, puede ser útil explorar si tienes algunos de los problemas digestivos más comunes que se pueden mejorar con la alimentación.
La personalización es la clave del éxito
Todos estos consejos son una base excelente para la población general. Sin embargo, cada persona es un mundo. Tus necesidades nutricionales pueden variar enormemente según tu edad, sexo, nivel de actividad física, objetivos (pérdida de peso, aumento de masa muscular, control de la diabetes…) y estado de salud general.
Por eso, si realmente quieres llevar tu alimentación al siguiente nivel y asegurarte de que tus elecciones están alineadas con tus metas, lo más efectivo es contar con un plan nutricional personalizado. Un profesional puede ayudarte a entender tus necesidades específicas y darte herramientas para navegar cualquier situación social sin estrés ni culpa.
Conclusión: comer sano en Santander es disfrutar con conocimiento
Encontrar dónde comer sano en Santander no se trata de buscar restaurantes «dietéticos», sino de empoderarte con el conocimiento para tomar las mejores decisiones en cualquier establecimiento. Se trata de entender que la gastronomía cántabra y un estilo de vida saludable no solo son compatibles, sino que pueden ir de la mano.
Disfruta de un pescado fresco del Cantábrico a la plancha, de unas alubias con verduras de nuestra huerta o de un buen solomillo a la parrilla. Aprende a equilibrar, a priorizar técnicas de cocción saludables y a llenar tu plato de color con verduras y hortalizas.
En Nutrición Marabini, somos tus aliados en Santander para ayudarte en este camino. No creemos en las dietas milagro ni en las prohibiciones, sino en la educación nutricional como la herramienta más poderosa para un cambio real y duradero. Si necesitas un enfoque profesional y adaptado a tus circunstancias, estaremos encantados de acompañarte.
La próxima vez que salgas a comer por Santander, hazlo con confianza. Porque comer sano no es renunciar al placer, es aprender a disfrutarlo de la forma más inteligente.

